Rusia puede estar a punto de tener un nuevo líder amigo en Europa

(Bloomberg) — Cuando el primer ministro de Eslovaquia con más años de servicio fue obligado a dejar su cargo en 2018 después de las mayores protestas masivas desde la era comunista, sonrió y prometió que regresaría. Pero pocos lo tomaron en serio.

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Robert Fico ha visto a sus aliados más cercanos desertar para formar un nuevo partido, los fiscales buscan ponerlo a él y a sus asistentes tras las rejas por presunta corrupción, y su partido SMER colapsó a un mínimo histórico en las encuestas de opinión. Sin embargo, la reacción a la guerra en Ucrania ha creado un camino de regreso al poder, que pondrá a prueba aún más la capacidad de la UE para permanecer unida frente a la hostilidad rusa, más aún después de la reciente disputa entre Polonia y Kiev.

Está previsto que los eslovacos voten el 30 de septiembre en unas elecciones reñidas, y Fico ha aprovechado las preocupaciones sobre las repercusiones del conflicto. En un país de 5,4 millones de habitantes que es el más prorruso de la región, prometió poner fin a la ayuda militar a Ucrania, describió al presidente de Eslovaquia como un «agente estadounidense» y se opone a la membresía de su vecino devastado por la guerra en la OTAN.

«FICO no tiene problemas para cruzar las líneas rojas», dijo Boris Zala, cofundador de Smir que ahora trabaja en documentos de políticas en el Foro de Investigación Progresista en Bratislava. «Hará cualquier cosa para ganar más votos».

Eslovaquia, miembro de la Unión Europea de 27 naciones, la eurozona y la OTAN, es políticamente importante. También se encuentra entre Hungría, gobernada por el líder obstruccionista Viktor Orban, y Polonia, cuyo gobernante Partido Nacionalista Ley y Justicia aspira a ganar una tercera elección consecutiva el 15 de octubre.

Los tres países han enojado a Kiev al presionar para que se extienda la prohibición de las importaciones de granos ucranianos para proteger a sus agricultores, algo que Fico dijo la semana pasada que continuaría si ganaba el poder. El primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, había intensificado la disputa al decir que su país había detenido los envíos de armas a Ucrania, antes de que los funcionarios del gobierno se retractaran de estas declaraciones.

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En general, Eslovaquia se ha mantenido firme en su apoyo a Ucrania desde la invasión rusa en febrero de 2022, incluso cuando encuestas sucesivas muestran que más de la mitad de los eslovacos culpan a Occidente o a Ucrania por la guerra.

El país todavía envía armas al este, acoge a más de 100.000 refugiados ucranianos y apoya todas las sanciones a Rusia, aunque la medida ha tenido un impacto directo en su suministro de energía.

El regreso de Fico (59 años) podría cambiar rápidamente esta situación, generando dudas sobre la cooperación de Eslovaquia con la OTAN a la luz de sus fuertes críticas a la alianza y a Estados Unidos. También fortalecería la influencia de Orban, que se ha opuesto a las sanciones y a la entrega de armas.

Fico no siempre ha sido un comodín para Europa. Bajo su liderazgo, Eslovaquia se unió al euro en 2009 y su economía estaba respaldada por una industria automovilística que convirtió al país en uno de los mayores productores de automóviles per cápita del mundo. También consideró una aliada a la excanciller alemana, Angela Merkel.

La pregunta es si en la próxima encarnación de su mandato se producirá una reversión a lo que era Eslovaquia en el desierto europeo, especialmente porque es posible que tenga que incorporar a la extrema derecha para formar un gobierno mayoritario.

«Los objetivos de Fico provocarán disensión y disensión en el extranjero, y eso podría llevar al aislamiento de Eslovaquia», dijo Grigory Mesznikov, director del Instituto de Asuntos Públicos, un grupo de expertos que ha seguido la política en el país durante más de 30 años. Dijo que mientras aún esté en la UE, esto sacaría a Eslovaquia “fuera de la corriente principal europea”.

La victoria no es un trato cerrado. Samir tiene un apoyo de alrededor del 20% en las encuestas de opinión, lo que le da una ventaja de tres puntos porcentuales sobre su principal rival, el Partido Progresista de Eslovaquia liderado por Michal Simica. Este margen se ha reducido gradualmente -en un panorama político fragmentado donde los partidos pequeños acabarán desempeñando el papel de hacedores de reyes- desde cinco puntos en marzo.

Después de la desintegración de Checoslovaquia en 1993, Eslovaquia inicialmente se separó del resto de la región. Los primeros gobiernos poscomunistas ignoraron el Estado de derecho e impidieron que el país se uniera a la OTAN en 1999 junto con Polonia, Hungría y la República Checa. La entonces Secretaria de Estado de Estados Unidos, Madeleine Albright, se refirió a la nación como el «agujero negro» de Europa.

En ese momento, Fico tenía poco más de 30 años y unió al centro izquierda del país en un intento por tomar el poder, ganando seguidores con discursos apasionados sobre la lucha contra la corrupción y la promoción de la integración en la UE. Su partido SMER ganó sus primeras elecciones generales en 2006. Su popularidad alcanzó un máximo del 44% en 2012, cuando se comprometió a dar más dinero a los desfavorecidos.

Inspirado por la capacidad de Orbán de cambiar su retórica para mantenerse en el poder, Fico comenzó a alejarse de las causas que alguna vez apoyó. Él y su partido también enfrentaron acusaciones de que permitieron que floreciera la corrupción, que culminó en 2018 con el asesinato de un joven periodista de investigación, Jan Kuciak, y su prometida.

Fico se convirtió en el rostro de este descontento público y dimitió tras la presión de sus socios de coalición. Dijo en una entrevista con Bloomberg en abril que él era el chivo expiatorio y que supo de inmediato que el asesinato “que no tenía nada que ver con Samir, sería abusado”.

Los gobiernos entrantes lo atacaron a él y a sus aliados más cercanos con acusaciones de corrupción. En casos relacionados fueron condenados decenas de altos funcionarios de policía, agentes de inteligencia y ex funcionarios.

Fico refutó las acusaciones de que su partido había promovido un Estado de estilo mafioso, calificándolas de “inventadas y ridículas”. Pero el tema se ha convertido en el foco principal de las elecciones de 2020, las primeras en 14 años que pierde Fico.

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Cuando la popularidad de Fico tocó fondo, se reinventó y se convirtió en la voz contra todo, desde los confinamientos por el coronavirus y las vacunas hasta la inmigración y la política verde. Al igual que Orban, está atacando a la UE como una voz disidente dentro del bloque en lugar de sacar a su país de él.

“Fico definitivamente ha cambiado”, dijo Bela Bujar, exlíder del partido de coalición que formó parte de la administración de Smer de 2016 a 2020. “Cuando te acosan, cambias”.

Lo que más me atrajo políticamente fue el apoyo de Eslovaquia a Ucrania contra la invasión de Vladimir Putin. Fico, que aprobó la compra de aviones de combate F-16 a Estados Unidos en 2018, estaba especialmente interesado en los socios de la OTAN del país. Comparó las fuerzas alemanas que llegaban a Eslovaquia con la Wehrmacht de la era nazi.

Lobos Blaha, vicepresidente de Smir, galvanizó a las multitudes en un evento del partido el mes pasado diciendo: «La guerra y el fascismo siempre vienen de Occidente, la libertad y la paz del Este».

Las encuestas de opinión muestran una disminución del apoyo eslovaco a la membresía en la UE y la OTAN. Los diplomáticos estacionados en Bratislava criticaron a Samir por difundir repetidamente información engañosa sobre la invasión rusa. Al igual que Orbán, una de las metáforas de Fico es que el filántropo multimillonario George Soros está interfiriendo en la política eslovaca y que los oponentes liberales sirven a intereses extranjeros.

«No quiero suministrar a Ucrania armas letales sólo para tener una buena imagen entre los países occidentales», dijo Fico en una entrevista en abril en Bratislava. «Es ilógico creer que Rusia se retirará de Crimea. Este enfoque de Occidente destruirá Ucrania en algún momento.

Samir se ha recuperado lo suficiente como para permitirle a Fico regresar al cargo de primer ministro con el apoyo de grupos más pequeños. Esta será su cuarta vez en el cargo. Su principal rival, Simica, también necesitará la cooperación de otros partidos si logra alterar las encuestas y quedar primero. Instó a los eslovacos a no comprar la novela de Vico. Este mes dijo que la posibilidad de formar un gobierno que incluya partidos extremistas representa un peligro para Eslovaquia.

De hecho, puede ser difícil detener a Fico, según su antiguo aliado Zala: “Difunde teorías de conspiración sin restricciones y es capaz de utilizarlas en su beneficio”.

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